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Un imperial LeBron reclama su corona y guía a los Lakers a las Finales de la NBA


El enfrentamiento que todo el mundo esperaba no se ha producido, y las similitudes entre una serie y otra han sido notables, con una pequeña diferencia sustancial: unos han ganado y otros no. Los Nuggets ganaron uno de los tres primeros partidos, se colocaron con un 3-1 adverso que habían remontado en las dos rondas anteriores y amenazaron con dar la vuelta al marcador en una noche que parecían tener perdida pero a la que, una vez más, se aferraron con todo lo que tenían. O, más bien, con lo poco que les quedaba. Sin embargo, esta vez el rival no colapsó ni hizo gala de pájaras inexplicables, o de una sequía anotadora que diera alas a un equipo que no las necesita para volar ni hincharse de un bien merecido orgullo para tirar adelante, sea el que sea el que se ponga. Tampoco las estrellas se borraron del mapa y dijeron adiós cuando más se les necesitaba. Esta vez, los Lakers impusieron la lógica y derrotaron a lo racionalmente inexplicable, un grupo de jóvenes con un futuro en el que no se atisba un techo que estaban muertos en primera ronda pero, por lo que sea o por muchas cosas, han llegado hasta la última del Oeste. De esa Conferencia imposible en la que han tenido que jugar 19 partidos, sucumbiendo cuando a punto estuvieron de hacerlo en tan solo cinco. Pero claro, ni los Jazz ni los Clippers eran los Lakers. Ni, por supuesto, tenían a LeBron.


El Rey se ha desengrasado tras cuatro partidos en los que había cedido el protagonismo a Anthony Davis. El mundo entero se preguntaba si no era ya demasiado tarde para ver a un jugador que en diciembre cumple 36 años mostrar su versión más dominante en playoffs, esa de la que ha hecho gala en la última década y que le hizo ascender a un puesto ya casi inalcanzable del Olimpo en las Finales de 2016 o los playoffs de 2018. 24,3 puntos, 9 rebotes y 8,8 asistencias eran sus promedios en la serie, algo que sería ingrato relacionar con una mala actuación pero que no deja de serlo para él, acostumbrado a mucho más. Y sí, al final resultó que ese ser monstruoso seguía vivo y dejaba claro (una vez más) que no sigue luchando por encontrar su sitio definitivo en la historia mientras ignora el paso del tiempo y de los cadáveres que va dejando por el camino. El último de ellos, en forma de proyecto, eran unos Rockets a los que dijo adiós en semifinales; los Nuggets, dueños de la fuente de la juventud, se pueden despedir de una temporada de sobresaliente en unos playoffs en los que se han reafirmado y han apuntillado una idea que se encuentra en su principio y no en su final y que, claro, no cuenta dentro de los proyectos acabados del Rey, por encontrarse temporalmente en la pubertad y haber demostrado que lo que viene es mejor que lo que han dejado atrás. Y eso, si el pasado reciente es tan bueno como el suyo, siempre es positivo.


LeBron vuelve a unas Finales que prácticamente podrían llevar su nombre y que ha pisado en nueve de los últimos diez años. Y, ante de la racha de ocho consecutivas fue el año 2010, en el que los Lakers las disputaron por última vez. Los angelinos encuentran, por fin, el camino de regreso a casa tras una búsqueda llena de infortunios y caos estructural, pero que iniciaron una nueva era con el fichaje de LeBron, el mayor crédito que tiene como ex jugador un Magic Johnson que salió por la puerta de atrás y dejó a Rob Pelinka hacerse dueño de la estabilidad directiva de la que goza hoy la franquicia, que deja atrás la peor época de su historia y vuelve al lugar que le corresponde y que ha pisado hasta en 32 ocasiones, más que nadie en la historia. Dos historias de amor, las de los Lakers y LeBron, que han ido de la mano, ya sea para buscar la salvación (la franquicia) o la confirmación (el jugador). En el quinto partido ante Denver, LeBron no se anduvo con rodeos y rechazó cualquier tipo de especulación, sabiendo de primera mano que dar alas a los de Colorado era sinónimo de inmolación, y que su resiliencia era solo comparable a su ya consabido pundonor. El Rey silenció los intentos de remontada, que llegaron de nuevo como en el partido anterior, y sumó 38 puntos, 16 en el último cuarto, 16 rebotes y 10 asistencias. Es su triple-doble número 27 en playoffs por detrás de, vaya, Magic Johnson, otro jugador de los Lakers que fue además el que le visitó en su casa y le convenció para cambiar Ohio por Hollywood. Un mundo de casualidades y nombres históricos a los que LeBron alcanza con cada hazaña que hace.

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